Tardajos-Castrojeriz

A las 7.15 inicio mi marcha. Le digo a Abde que voy tirando, que ya nos encontraremos, él se acaba de despertar hace poco.





Hay que aprovechar los primeros momentos fresquitos de la mañana, enseguida empieza a hacer calor.





Aprovecho para disfrutar del paisaje y del silencio, con los cantos de los pájaros de fondo. No veo a ningún peregrino, ni delante ni detrás, hasta que a los 10 km llego a Hornillos, donde me paro a desayunar en el primer sitio que me encuentro. Una especie de colmado-panadería. Me pido un bocadillo de queso burgalés, un poco curado. Veo que tiene una caja de tomates y cojo uno. Le digo si le puedo pedir un favor y sin más, le doy el tomate. Me dice que va dentro a limpiarlo. Vuelve con el bocadillo, que además del queso, lleva el tomate en rodajas. Algo es algo... 😊😊

Al poco aparece Abde, come algo y emprendemos la marcha juntos hasta Hontanas, son 10 km más. Katharina, la danesa, va rezagada, me dice que ella se ha quedado en una pequeña iglesia escuchando música. Mismo paisaje, mucho cereal, todo el rato, pero está todo muy verde y bonito. Llevamos buen ritmo. Hacemos pequeñas paradas, para beber y ponerme crema solar. El calor empieza a ser agobiante. Hay un momento en que Abde conecta su móvil con spotify y pone unas canciones de Bob Dylan, mientras caminamos en silencio.





En Hontanas, nos separamos. Él quiere comer un poco y descansar un par de horas antes de continuar. Yo sigo, sólo, hasta Castrojeriz, allí nos veremos. Continuo con el buen ritmo y voy adelantando a unos cuantos peregrinos. Los últimos 5 km són los más duros, por el arcén de la carretera, por el cansancio acumulado y por el sol, pero no bajo el ritmo, tengo ganas de llegar. 31 km hasta el albergue. Ducha, lavado de ropa, pediluvio y marcho por el pueblo para comer. Pregunto por la calle y me envían al “Mesón”.







Casualmente, allí también está comiendo Pablo, el vasco del 47,5 de pié. Ya está con el postre, pero me siento con él. Tiene problemas con su rodilla y ha tenido que bajar el ritmo. No puede hacer 40 km diarios. Por eso lo he “pillado”. Me pido unos garbanzos con espinacas y bacalao, solomillo de cerdo y arroz con leche casero. Buenísimo todo. Menú peregrino de 10€.





Quedo con Pablo para más tarde tomar algo para cenar. El va a que le hagan un masaje, y yo me voy hacia el albergue. Descanso un rato estirado en la cama, mientras blogueo.

Buen camino!