12 Mayo 2018
Salgo del albergue a mi hora favorita, con mi “desayuno” habitual. Quiero pasar por la fuente. El grajo hoy debe volar muy bajo, así que aprovecho la parada para ponerme el chubasquero, y quitarme una piedrecita de la bota. Se nota mucho el viento.
El siguiente pueblo, Mansilla, está a una hora. Justo antes de llegar, me doy cuenta que detrás tengo a Charlotte, una joven holandesa con la que hemos coincidido en el albergue. Ayer le traduje al inglés su certificado de paso por el centro geográfico del camino, que está en Sahagún. Estaba escrito en castellano cervantino y me costó un montón, pero mientras tanto, echamos unas risas. Compartimos los 18 km hasta León y unas cuantas risas más y anécdotas.
Villamoros, Puente Villarente... van pasando los pueblos mientras buscamos un sitio para desayunar. Pasado Arcahueja, último pueblo antes de León, decidimos pararnos a desayunar en un lateral del camino. Al final nos comemos la fruta que llevamos.
Llegamos a León relativamente pronto, antes de las 12 y nos vamos a hacer el check-in peregrino a nuestros respectivos albergues.
Cuando llego al mío, veo que hay cola, unas 10 personas. Voy a dejar mi mochila apoyada en la pared y veo que, al fondo, está Abde. Voy a saludarlo. Me comenta que decidió estar dos días en León. Ya se a quien le toca pagar hoy una cerveza. Es fácil reencontrarse en el camino.
Hoy a Pablo le pongo falta, no me ha enviado el mensaje matutino.
Ultreia.
Et suseia.